¿Por dónde empezamos?

Por el fallido partido previsto en el Estadio de Anoeta, en Donostia, el próximo 30-9-l2 entre Biarritz Olympique (B.O.) y el Avirón Bayonnaise correspondiente al Top-14 ó Primera División francesa de rugby. A cuatro ó cinco días del comienzo del partido, el B.O. lo traslada a su campo de Aguilera (Biarritz), el mismo día y a la misma hora (17,-), con el argumento de que se han vendido pocas entradas en Hegoalde. ¡Cojonudo! Ahora resulta que Anoeta lo tenemos que llenar los de aquí. ¿Y los doce mil de Biarritz? ¿Y los ocho o diez mil de Baiona? ¿Y Hendaia, Donibane Lohitzun, hasta Tyrosse …? Empecemos por el principio. Empezando por el que esto escribe, que ha ido muchas veces a Aguilera antes y después de la nueva tribuna, tanto al Top-14 como a la Heineken Cup, no gasta un euro en ver en un terreno de juego al B.O., hasta que no se dedique a jugar y a dar espectáculo, como corresponde a un equipo profesional. Si hay gente que todavía pierde el culo para ver resultadismo, juego de suelo y balón a palos, comprobamos con satisfacción que cada día son menos. Que los que no se han enterado todavía que en Hegoalde hay gente que entiende de rugby, y no somos toreros o futboleros, y que no nos engañan. Que sabemos distinguir entre competitividad y resultadismo. Que se puede conseguir el mismo objetivo con distintos métodos, sistemas y actitudes. Porque saben jugar buen rugby y espectacular, pero hacen todo lo contrario y así les va. Pueden alquilar la nueva tribuna para otros espectáculos, que Michel Gonzalez, Bernat-Salles y cía ya se han retirado. No se entiende la actitud del admirado Serge Blanco-jugador-artista. Si alguien tiene conocimientos y jerarquía para cambiar esto (a mejor, se entiende), es él. Pero si sus proyectos personales están cerca de Paris, pues que tenga suerte. Por nuestro rugby podemos divertirnos esta temporada con cuatro equipos, de doce, de Hegoalde, Getxo, Ordizia, Gernika y Hernani. Por una parte, el ambiente. Por otra los viajes cortos, y por tanto, económicos. Y para finalizar, desplazamientos de aficionados visitantes y movilización de aficionados no habituales. Tres oportunidades de buena recaudación para compensar los descensos de ingresos institucionales y posiblemente, de publicidad, aunque sobre esto hay mucho, no, muchísimo que hablar y poner en marcha. No podemos argumentar la crisis. Cuando había euforia económica tampoco se ha trabajado esta fuente de ingresos. Que no se trata de mendigar ni dar la tabarra a los industriales y comerciantes conocidos. Que se trata de ofrecer un traje a medida de sus posibilidades, no un “pret-a-porter”. Y para eso se necesita hacer un trabajo científico del mercado potencial, que, así, de entrada, no le ponemos límites. Porque aquí parece que todos nos hemos apuntado a las quejas y disculpas, pero es en los tiempos duros donde valen las ideas y la perseverancia. Cuando el viento viene de popa, cualquiera es entrenador, presidente … Exiges medios, y te los dan. Y los medios ocultan los fallos, las carencias, incompetencia, etc.. Es tiempo de solvencia y generosidad personales. Y en medio de todo, por aquí parece que no andamos tan mal como “por ahí abajo”, y eso se empieza a notar al menos en nuestros cuatro equipos mencionados. Para empezar, un par de equipos que andaban por arriba en los últimos diez años, como Ciencias de Sevilla (Cajasol), y El Salvador (Cetransa), por motivos económicos, han recurrido a la cantera para formar sus primeros equipos. Los dos han hecho un gran trabajo los últimos años, por no decir siempre, y calculamos que dentro de dos o tres años tendrán unos buenos equipos con gente de la casa y algún refuerzo selectivo que resulte aconsejable. Muy distinto a la “legión extranjera” que ha pululado por aquí sin hacer ninguna ( o casi) aportación a nuestro rugby ni a sus equipos, se han llevado la calderilla que había, y una experiencia de vida. Mientras tanto, nuestros mejores jóvenes abandonando el rugby. Y no queremos meter el dedo en el ojo a nadie, pero parece que estas experiencias invitan a tomar nota, al menos para saber lo que no hay que hacer. Tenemos que mirar al jugador local con otra perspectiva. Basta de agravios de tratamiento. La convivencia con profesionales no resulta aconsejable en el tiempo, si no va acompañada de una actitud y unos resultados (no estrictamente deportivos), por parte del profesional. También sabemos que el “café para todos” (caso de Hernani), a veces no resulta recomendable, y menos cuando se dilata en el tiempo, y si la situación sociolaboral cambia como lo ha hecho desde hace sólo cinco años. Las estructuras y los comportamientos del rugby tienen que ir con los tiempos. Y en estas situaciones echamos de menos la participación de las federaciones Autonómica y Gipuzcoana que deberían convocar un Gran Debate sobre la Economía y Financiación en nuestro rugby. Ahí les quiero ver. Con los tiempos. No solamente señalando los partidos oficiales cada semana, como hace cincuenta años.