Encrucijada

Anda el rugby español confuso con la entrada del pseudo-profesionalismo y todo lo que ello produce. Las estructuras de rugby ya son caras por el número de jugadores necesarios en las plantillas de cada categoría, muy superior a cualquier otro deporte. El coste de las fichas federativas, reconocimientos médicos, equipajes, desplazamientos, etc. y todos los que afectan a los demás deportes, como técnicos, directivos compensados, etc., pero con otra dificultad añadida: El espacio necesario para entrenar y jugar, el que se realiza a la intemperie y el coste de mantenimiento de las instalaciones.
Pues todos esos costes se vienen compensando con las aportaciones de los jugadores y sus familias (20% ¿), cuotas de socios ,en algunos (pocos) casos, entradas a los partidos, aportaciones sociales de los clubs, subvenciones oficiales (recibidas por el club para el rugby), publicidad y sponsorización, y algunos rendimientos atípicos (ventas, rifas …). Todo esto, sin abonar nada a los jugadores si hablamos de la denominada Primera División (en realidad Tercera), para abajo. En División de Honor “B” se paga algo, y en División de Honor “A” se puede hablar de un quince por ciento de las fichas dedicados exclusivamente al rugby, sin otros ingresos. Pero sin excedentes económicos en estos casos. Para vivir sin inversiones, al día.
Y en este panorama se habla del “inevitable” profesionalismo. Y desde Marzo-Abril (en plena competición), ya se empiezan a preocupar los directivos para retener a los chavales de casa que destacan, a prescindir de “los de fuera” que no han respondido a las expectativas creadas, a sustituirlos con nuevos nombres , a poder ser de procedencias exóticas, como si en Nueva Zelanda todos fuesen All Blacks y en España todos toreros.
Y no digo los que han subido de categoría. Faltan kilos y altura para jugar más arriba.
Pues esta es la encrucijada. O tiramos de realismo, o nos lanzamos al profesionalismo mas o menos encubierto, que esa es otra, porque en un mini-debate abierto en diversos foros de rugby, parece que lo de la Seguridad Social, IRPF, IVA, y demás derechos y obligaciones de las empresas hacia los trabajadores (jugadores, técnicos …) no van en los presupuestos que aprueban los clubs antes de la temporada, pero sobre todo no aparecen en las partidas de resultados como, por ejemplo, Hacienda Acreedora … etc., con lo cual ponen en peligro el futuro de la entidad, si se produce una reclamación legal con la retroactividad en cada caso. Podríamos hablar de los pagos “en especie” (piso, coche, manutención …), que también tributan.
No hace falta que digan que si soy antipático ortodoxo, que callado estoy guapísimo, y otras cosas más fuertes, pero señores directivos, esa es la PUTA realidad. Y sino, contraargumentos y rectificaciones.
Pero es que el rugby español no puede competir en Europa, ni a nivel de Segunda División, si no nos profesionalizamos. Pues vamos a profesionalizarnos.
Echemos números. “Con dinero oficial no vamos a financiar el profesionalismo”, Lissaveztky dixit (Marca, 7/09). Eso está escrito. Otra cosa es la realidad. Para empezar, constituir una empresa de acuerdo con la reciente legislación establecida al respecto con domicilio social, responsables y aportaciones. Contratar administradores, técnicos, jugadores, servicios médicos y de recuperación, etc.etc. Ya sabemos que esa es otra dimensión, pero como orientación de un equipo medio-alto del Top l4 francés, en la foto del equipo Biarritz Olympique salen sesenta y cinco personas, Serge Blanco (Presidente) incluido. 49 jugadores, 2 preparadores físicos, 3 fisios, 2 médicos, l entrenador de delanteros, l entrenador de ¾ (ler. equipo), l Director Deportivo, 3 encargados de material (logística), l entrenador de delanteros, un entrenador de ¾ (Espoirs), y el Sr. Presidente. De los 49 jugadores, 32 son profesionales. l Aficionado y 16 Espoirs (compensados).
A partir de estos datos, vayan situando sus presupuestos con menos jugadores profesionales, iguales compensados y más aficionados. Quiten un médico, un preparador físico y un fisio, dos encargados de material, y paren de contar, porque los cuatro entrenadores (dos por grupo), son indispensables, y tienen ustedes una plantilla profesional. Ahora valoren cada indivíduo, añadan a la nómina las cargas sociales y fiscales y tendrán el coste de la plantilla a pagar cada mes. Derechos de inscripción en competiciones, importe de las fichas, desplazamientos, plantilla administrativa, etc.etc.,y lleguen a la cifra anual necesaria para disponer de una plantilla profesional.
Ahora empiecen a ingresar dinero, y hablamos a fin de temporada. Ya somos profesionales.
Lo “otro” es engañarse a uno mismo y andar en el alambre, jugando al profesionalismo. ¿Qué entre lo de ahora y lo que se necesita puede haber una situación provisional intermedia? Por supuesto, pero planteando las cosas de cara y jugando todos con las mismas cartas (Asociaciónes). Luego, como en todo, habrá clubs más solventes que otros en diversos o en todos los aspectos. Pero eso es la decantación natural. Cada uno ocupa el sitio que le corresponde. Lo demás son deudas y engaños. Y se puede jugar tán o más dignamente en Segunda que en Primera. Cada uno encaja el rugby en su vida de forma diferente.

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Los que nos interesamos por el nivel del rugby español estamos en la discusión de que sin la profesionalización, cada vez estamos mas lejos del resto de las naciones (algunas de las cuales estaban debajo de España), y así se viene demostrando en la fase clasificatoria del próximo Mundial de Nueva Zelanda el próximo año, donde estamos eliminados. El seleccionador se va a Inglaterra (¡ya era hora!) sin haber creado ni resuelto nada. Ha perdido tiempo y dinero, del nuestro.
Bueno, y ahora, ¿qué?, nos preguntamos casi todos. Cada uno tiene “su” fórmula, y en lo que casi todos coinciden es en que hace falta “dinero”. Pero nadie dice cómo emplearlo. Concentraciones, viajes, sueldos, etc. para un grupo de 30-35 jugadores que dicen algunos que es todo lo que hay “aprovechable”, incluyendo en este grupo un número amplio de “no formados en nuestro rugby”, que hoy están aquí porque no pueden estar allí. Como número, nos parece escaso para lo que se propone. Esos son los que saldrían “de gira”, el número con el que se debería trabajar para conseguir un mínimo éxito sería de 50 preseleccionados para arriba. Pero dicen que no hay jugadores. Yo discrepo respetuosamente. Nuestros jugadores tienen capacidad para interpretar el rugby casi, y digo casi, y ya sé porqué lo digo, están técnicamente a la altura media europea. Que nadie se escandalice. Lo que falta se puede conseguir trabajando los conceptos del rugby, que por aquí no se manejan. Un o de ellos, la ocupación de espacios, otro la curva de influencia en el movimiento defensa-ataque, y algunos más. Pero en lo que hay que trabajar mucho y bien, con nuevos sistemas, es en la preparación física. Ahí está la gran diferencia entre “ellos” y “nosotros”. Y empieza en la escuela. Aquí vienen chavales al entrenamiento que no saben respirar básicamente, no me refiero a técnicas de yoga, etc.. Les preguntas lo que hacen en el “cole” de ejercicios físicos, y te dan ganas de llorar. La poca importancia que le dan las instituciones de enseñanza a la condición y estado físico de los alumnos. Pero lo abracadabrante es que el fin de semana los acaparan para sus “competiciones”, que esas si que dan ganas de llorar por la incompetencia e inutilidad de la mayor parte de los monitores. Al menos en Donosti. Seguimos. Tenemos que suplir las carencias indicadas, pero en rugby se vive del voluntarismo de exjugadores que enseñan lo que buenamente saben, y de preparación física en general, se sabe poco. Los entrenamientos son muy cortos. Como acude poca gente a los mismos, se tiene miedo a intensificar incluyendo ejercicios “difíciles” o “duros”, no vaya a ser que se enfaden y no vuelvan a entrenar. Y hacemos jugadores “blanditos” por falta de cultura de la preparación física. Como hay cada vez con más frecuencia familias desestructuradas, monoparentales o con muy pocos hijos y los progenitores trabajando, cuando llegan a casa anhelan que sus vástagos estén en la misma para “disfrutar” de ellos. Y si el chaval aparece con un golpe visible, a cambiar de deporte. Para mejorar esta situación, es INDISPENSABLE tomar contacto con la familia, y explicarle (algún directivo), cómo va su hijo, que carencias o esencias se le aprecian, lo que pensamos que se podría hacer, y si están de acuerdo. Eso es lo que tendrían que hacer en el “cole”, pero no lo hacen. Por lo menos por aquí. A partir de la Escuela de Rugby, donde también hay que hacer Escuela de Directivos-Voluntarios, también a cargo de algún Directivo de la Sección de Rugby, pues a la Escuela van acompañados de los padres, y casi todos se quedan a ver los ejercicios. Ese potencial no se debe desperdiciar, porque cuando jueguen más arriba (Infantiles, Cadetes, etc.), ya están captados para el rugby. No nos engañemos. Si los padres ponen impedimentos al chaval, termina dejándolo. Si los padres colaboran, “arrastran” al chaval al entrenamiento, apoyan económicamente en pequeños gastos, comprando-vendiendo rifas, echando una mano con el material …
Bueno, ya estamos en Juveniles. Y aquí empieza a perderse la mayor parte del trabajo realizado. Las carreras universitarias. Aquí hay que hablar del Plan Bolonia, y adaptarnos al máximo en fechas, competiciones y horarios. En el caso positivo de que los juveniles de segundo año continúen, ¿qué les podemos ofrecer para que realicen la transición ¿ Un buen Segundo Equipo. Mezcla de Veteranos y jóvenes. Buen ambiente, distendido, cachondón, cenas, canciones, etc.. Y los técnicos del primer equipo observando el proceso y aconsejando, tanto al técnico como al jugador, si lo considera oportuno para corregir anti-posturas, mejorar comportamientos, y animar, que se cuenta con ellos y establecer una relación personal que permita conocer los planes de estudios, etc., para no diversificar esfuerzos o lo que es lo mismo, optimizar los recursos humanos.
Ya estamos en la época de ver lo que un jugador tiene de incorporable para la selección. Partimos de un colaborador en zona vinculado al Comité Técnico provincial o autonómico, a través de cuyas federaciones estableceremos desde la Dirección Técnica de la FER, que se presente al Club y al Entrenador del jugador que interese, o que nos recomienden sus técnicos. Y observar sus comportamientos en algún entrenamiento, y en todos los partidos que se puedan. Y anotar las impresiones. Y aquí se empieza a justificar el título del artículo On Line. Desde la Dirección Técnica de la FER se elabora un programa Software común para todos los colaboradores de todo el territorio, de forma que los datos transmitidos sean fácilmente incorporados al Plan Común.
Si los datos recibidos son interesantes para el DT, se profundiza en otros, como proyecto de estudios y/o trabajo del jugador observado, disposición a concentrarse periódicamente, etc., y si los datos resultantes son los adecuados, a la concentración de tres o cuatro días en el lugar que se designe, para comprobar que los datos recibidos on-line son los que se observan. En caso de evaluación positiva, notificación al jugador de que está admitido en el grupo preselección. Y aquí otro Soft compatible con su computadora. En ese programa se le indican las pautas de comportamiento personal, médico, deportivo etc., se le recomienda, y los controles periódicos que se establecen entre el “pre” y el DT de la FER. También, que se pueden establecer líneas directas a unas horas y días determinados.
Si tenemos contacto cordial y permanente con los entrenadores y los clubs a través del Colaborador de Zona y éstos con el DT, tenemos línea directa y seguimiento con los jugadores pre-seleccionados, el 60-70 por ciento de los problemas técnicos y ¿el 20? por ciento de coste económico, están solucionados. Porque el jugador no altera su plan de entrenamiento complementado a través del Soft. No necesita desplazarse separándose de estudios, trabajo, familia y amistades, que es donde se encuentra emocionalmente estabilizado. Por tanto, coste cero para la FER. Las concentraciones no tienen que ser para enseñar a lanzar una touche, sino para conjuntar y coordinar, pero sobre todo, para “hacer grupo”, relacionarse y divertirse un poco. Y con tres o cuatro días cada dos meses es suficiente. Ahorro de dinero. En temporada de competición se puede hacer una concentración mensual.. Pero insisto, más para convivencia y coordinación, táctica, consignas, etc., dicho en otras palabras, trabajo intelectual más que físico. Sobran un carro de entrenadores. Ahorro de dinero. Insistimos. Hacer uso de las nuevas tecnologías para optimizar los recursos económicos. Otro día trataremos sobre procedimientos para captar dinero, y sus premisas.