En el rugby no hay milagros

Cuando llegan a nuestras instituciones deportivas los éxitos o fracasos, van precedidas de aciertos o errores en las decisiones de los distintos niveles de gestión, empezando, como es lógico, por el nivel directivo. Este nivel nombra o contrata el equipo técnico, y le marca unos objetivos y una filosofía para conseguirlos. Si el contratado los admite, entra en el segundo nivel de responsabilidad, para el éxito o el fracaso en el cumplimiento de los objetivos. En este orden de exigencias o responsabilidades hay que diferenciar las condiciones y cuantías de remuneración y dedicación contractual que percibe una parte del “staff” (técnico, comercial o administrativo, médico, etc.), de la del voluntariado, que en nuestro rugby es la principal fuerza. Porque en la capacidad intelectual, humanística y técnica del voluntariado está nuestro futuro. No, en el dinero inmediato que obnubila más de una mente mala administradora, no en el jugador exótico que marca un desequilibrio en el vestuario, no en el entrenador con un historial trotamundos que no tiene ninguna intención de luchar contra corriente cuando vienen mal dadas …. Está en la gente de casa que despreciamos y alejamos, cuando hacemos secretismo de las cosas que ocurren en la gestión, y solo cuando el agujero es irrellenable, acudimos a las instituciones, a la opinión pública, a “los alejados” … ¿Por qué ponemos énfasis en el secretismo y en “los alejados?. Porque si yo informo a una persona sobre una situación, el informado se involucra en la situación, y automáticamente la comparte, en los éxitos y en los errores (aquí no se habla de fracasos), y si llega la ocasión de arrimar el hombro, creo que se puede contar con él. Puede fallar alguno en una colectividad amplia, pero si multiplicamos por doscientos ó seiscientos las adhesiones, los problemas tienen mejor y más rápida solución. Esto parece de Perogrullo, pero hace falta insistir. Nuestros directivos deben tener todo el apoyo social (lo económico viene a continuación), para realizar su gestión al frente de nuestros clubs de rugby, de acuerdo con su leal saber y entender Pero también deberían entender que deben volcar generosamente lo mejor de si mismos en una negociación colectiva, en la que entran clubs valorados de forma diferente por historial competitivo (lo deportivo es otra cosa), número de fichas, nivel de competición, etc., aspectos que deberían ser obviados y homogeneizar la capacidad decisoria –de voto, por ejemplo- en función de los planteamientos de desarrollo ó innovación, y nos explicamos: Una de nuestras federaciones, por ejemplo, convoca a todos los clubs adheridos y plantea un Plan de Publicidad, o de otro tipo, en el que todos los clubs de la provincia (si es la FGR), o de su jurisdicción (ERF), presten los postes de las porterías (hipòtesis), ya que hay una institución privada, pública, industrial o una marca comercial que quiere proyectarse en ese ámbito, pero por estrategia no le interesa un campo de rugby, sino todos. Desea que su imagen se vincule al rugby, y paga por ello. Y podemos añadir banderines, marcadores, entradas a vestuarios, banquillos de técnicos, etc.. Yo, soy Presidente de un club, y digo: ¿Dónde y cuándo nos reunimos? Pero ya. Pues me da la sensación de que no es ese el sentir general. Que yo soy un marciano, y que de esto no tengo ni …. Idea. Pues vale. Convoquemos un debate en la Kirol Etxea, ó donde se considere oportuno para plantear la situación actual y a corto plazo (cinco años), a ver cuántos clubs NO acuden. Y es que aquí lo colectivo no vende. Si un club cree que por ganar una competición ha conseguido un “status” superior, se equivoca. No hay más que mirar nuestra historia gipuzkoana de cincuenta y pocos años. Tomar nota los soberbios. Dicen que hay crisis. ¿De qué tipo? ¿Económica? ¿Técnica) ¿De imagen? ¿De valores? ¿De calidad de comportamientos?. Suponemos que cuando la gente apela a la crisis para justificar muchas carencias, se refiere a la crisis económica. Nosotros, hasta ahora hemos hablado de comportamientos, de actitudes, de ética. Y eso, que sepamos, no cuesta dinero. No es momento de dispendios ni alegrías económicas. Mantener un equipo rugby en competición cuesta mucho dinero, y los clubs, con una excepción, tienen varios equipos en competición. Lo que nosotros planteamos desde Rugby Times es revertir la actual situación de penuria económica y machaque a las familias a través de los jugadores, y unir los valores comercializables del rugby para presentar en el mercado un interlocutor representativo que presente al rugby gipuzkoano como un ente unido ante planteamientos como los indicados, pero también ante las instituciones políticas, universitarias y grandes corporaciones, porque, a ver si nos enteramos de una vez. O el rugby se une y establece claramente sus objetivos, o nos esperan unos pocos años para desaparecer. Entretanto, andaremos, como decía aquel, “como puta por rastrojo”. Y no hemos querido tocar el ínfimo nivel de espectáculo deportivo que estamos dando, que esa es otra. Pero como decimos más arriba, es el segundo nivel. Ahora toca reflexión y debate, que no cuestan dinero. No hay excusas.

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