No es la primera vez que opinamos sobre el silencio que preside todo lo que afecta a nuestro rugby, positivo y negativo, y tenemos que insistir nuevamente. Es de psicoanálisis cuando se trata de ocultar verdades sobre errores cometidos y tontamente ocultados. Y lo calificamos así, porque cuando al final sale a la opinión pública, llega deformado y entonces sí, da pábulo a que cada uno haga su interpretación personal, y ya sabemos cómo somos. Tendemos (y esto es estadísticamente demostrable), a deducir la parte oscura.
Esto se debe a que nuestro rugby está dirigido en un amplio porcentaje por los mismos directivos en casi todos los equipos durante muchos años. Y patrimonializan las entidades y los acontecimientos que ocurren, administrando la información, restringiendo al máximo su divulgación. Estamos escribiendo sobre lo negativo, pero también sobre lo positivo que todos ellos hacen con indudable generosidad social. Sobre esto último, ni duda. Pero la falta de crítica deforma su gestión, de forma que, sobre cualquier controversia molesta, y casi siempre, y como máximo, contestan con un desabrido “qué sabrás tú ….”, ó el típico “si eres tan listo porqué no lo haces tú …”. Yo lo tengo fácil. He pasado por todo lo que se puede ser en rugby. Presidente, Vicepresidente, Seleccionador, Entrenador, Arbitro, Jugador, Comodín, Espectador, Colaborador de Prensa y ahora, Criticón. Y supongo, nó, estoy seguro porque me acuerdo, de errores cometidos, pero nunca ocultados, porque siempre he hecho las cosas con la mejor voluntad y con la bendita imperfección humana.
Y llegando al análisis operativo, entendemos que lo que ocurre en una entidad pública, o público/privada, como es el caso, la información veraz, honesta y puntual, descarga y exime de responsabilidades, abre una fuente de colaboraciones y ayudas que pueden contribuir sin esfuerzo para ellos porque están en el momento y lugar adecuados, a resolver los problemas o planteamientos por personas que han pasado por el rugby, o simplemente con sensibilidad social por la indudable aportación que el rugby hace en el aspecto formativo de las personas.
Pero nosotros, dulcemente aislados y con un cierto tinte masoquista de queja constante, porque nos encontramos siempre los mismos. Primero. Os encontráis solos, porque no solicitáis ayuda. Porque no trabajáis la sucesión, como se trabaja en los equipos de vuestros clubs. Porque despreciáis la inmensa colaboración de los familiares y amigos de los jugadores, sobre todo los más jóvenes, que sólo tienen responsabilidades. Ahí tenéis un filón. Pero con las responsabilidades, hay que dar atribuciones, y aquí damos con uno de los problemas. Si hay un grupo de apoyo en cada categoría, hay que dar información, no sólo la que afecta a la categoría en cuestión, sino a los proyectos, inquietudes o problemas que se pueden plantear a corto y medio plazo. Por ejemplo, y para empezar a lo bestia, nos hace falta otro campo de rugby para formación. Y no damos con la tecla. Y te viene el aita o la amatxo de un jugador de la Eskola, y te proporciona el contacto que te puede facilitar la solución. Esto lo hemos vivido. Como hemos vivido el terror que tienen algunos directivos, como el club de rugby teóricamente más importante de Gipuzkoa (el único que tiene campo propio), a proporcionar datos de cualquier índole, sin manipular. Por tanto, el silencio y la ocultación o manipulación tendenciosa de los datos, es uno de los aspectos más determinantes para que cada vez sean menos los directivos. Y la eternización rutiniza a los caciques impidiendo (como ya se ha visto aquí durante muchísimos años a nivel de club y de federación), la innovación, y la actualización con la evolución de los tiempos. Venimos haciendo las cosas igual (o peor) que hace cuarenta años. Con crisis o sin ella. Dilapidando algo tan costoso, como el tiempo. Como una pequeña muestra, Rugby Times planteó a nuestras federaciones contemplar un Plan “B” (siempre hay que tener un plan “B”, por lo menos), para refundar nuestras competiciones dotándoles de facilidad y economía en los desplazamientos, estimular a las aficiones, facilitar la gestión de los clubs, y situación favorable para captar ingresos económicos típicos y atípicos. Pues después de tres años (está en este blog), han sido los clubs y sus circunstancias, los que se han visto obligados a hacerlo. Nos referimos a las renuncias a jugar la Primera Nacional de todos los equipos gipuzkoanos, bizkainos y nabarros. Formando una Regional fuerte, atractiva y económicamente viable. Pero no deja de ser una aproximación forzada, y por tanto, manifiestamente mejorable. En nuestra opinión, ya expresada pero reiterada, hay que profundizar esta situación dotándola de contenido atractivo en los campos, deportivo, social, económico, institucional y publicitario. Cualquier persona con inquietud hacia el rugby haciendo uso de sus facultades intelectuales e imaginativas, encontrará caminos y soluciones. Nosotros, como siempre, estamos para lo que haga falta y seamos capaces. Por nuestro Rugby.
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