Estado de necesidad

No reclamamos con estas líneas la separación del rugby dirigido por la FER en su formato actual, que es más que discutible, pues impone, pero no aporta. Al contrario. Pero no se trata de hacer leña del árbol caído, que como dijimos en el trabajo anterior, esto viene de lejos. Se trata de que falla el sistema de gestión deportiva desde el gobierno español, que ve cómo se arrastran sus federaciones deportivas, salvo media docena, y no hace nada por remediarlo. Es más fácil echar la culpa individualmente a la incompetencia de los presidentes. En estos momentos, en la situación del rugby, están casi todas las federaciones, y con esto no disculpamos la nefasta gestión del Sr. González Cancho (dimitido), ni del Sr. Mandado (su antecesor), ni muchos de los anteriores. En España se consiguen ayudas al deporte (a, si paseas internacionalmente el nombre de España con prestigio. b.) Si tienes apoyo mediático y/o llenas estadios ) c.) Para aparecer en los medios tienes que generar expectación, morbo o escándalos. El buen juego no cuenta. d.) Si el deporte es olímpico consolidado, y a veces, como con el remo, ni así. e.) Si no cuesta mucho su práctica como algunos deportes individuales de tradición, como el atletismo, por ejemplo. Vamos a considerar que en Euskal Herría por poner un ejemplo, no recibimos un euro de la FER, sino todo lo contrario: aportamos. Si los servicios, competiciones, asesoramientos o ayudas lo compensan, se paga por ellos. Como en cualquier circunstancia socio-económica. Me interesa la unión, me integro y pago la cuota. Pero resulta que en las circunstancias que rigen el deporte español, las federaciones españolas tienen atribuciones y jerarquía sobre los clubs, pero no se aprecian responsabilidades. No nos olvidamos de las federaciones autonómicas y provinciales, pero ahí aplicamos la jerarquía y el obligado cumplimiento. Tampoco nos olvidamos de la forma de elegir a los presidentes y su apariencia “democrática”. Tenemos en cuenta esas y otras circunstancias, porque las conocemos desde dentro y podemos asegurar que son muy mejorables. Por eso proponemos lo siguiente: Una Confederación o “IRB” en pequeño, pero siguiendo su forma de proceder. ¿Quién tiene el protagonismo en el rugby? Los clubs, en primer lugar. A continuación las asociaciones de intereses comunes, se llamen federaciones o asociaciones, pero controladas por los clubs confederados. Y las normas y comportamientos, aportaciones y recursos económicos, reglamentos y normas de competición y organización, administración de los estímulos materiales para los participantes y todo el etcétera que en este momento se nos ocurre, pero es mejor que lo planteen los actores principales (los clubs), deben ser administrados social, económica y deportivamente, por la Confederación. Si se impone modificar la gestión del rugby acercando y modernizando sus contenidos, tendremos que desarrollar las actividades deportivas de forma comarcal, para economizar gastos en desplazamientos, estancias y tiempo de las personas que en ellos intervienen. Así, en un grupo Nordeste (¿) podrían participar La Rioja (l), Cantabria (l), Asturias (l), Araba (l), Nafarroa (l), Bizkaia (3), Gipuzkoa (3), Iparralde (3). Los desplazamientos se harían en el día, sin necesidad de pernoctación, y en bastantes casos ni de comidas. Los contratos con autobuses, equipajes, cobertura médica, y lo que se pueda incluir y que por cuantía resulte interesante, serán gestionados, contratados y en lo que resulte posible financiados o cofinanciados por la Confederación, con un criterio de solidaridad. Los costes de las competiciones podrían reducirse en un cincuenta por ciento respecto a las actuales, las fichas al menos un veinticinco por ciento, y las compras gestionadas por la Confederación podrían reducir so coste en al menos un veinte por ciento con respecto a los costes actuales sobre las mismas marcas, u otras que estuviesen interesadas en nuestro mercado, y que presentasen interesantes ofertas por la importancia y concentración de sus ventas, reduciendo considerablemente sus costes comerciales. De momento dejamos para el próximo trabajo, los aspectos puramente deportivos, y de competición. En todo momento se podría volver al formato actual, si las circunstancias en la FER se normalizan, pero estamos hablando de más de diez años, incluso aunque se desarrollase la Ley de Mecenazgo sobre la que todo el deporte tiene las garras afiladas, y que piensan va a ser “el maná” para el deporte. Ya.

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