¿Cuándo nos vamos a convencer?

Venimos reclamando desde hace años una tendencia hacia el juego abierto más divertido para el jugador, más agradable para el espectador, y más práctico para los resultados y el desarrollo positivo del rugby ante la sociedad deportiva de Gipuzkoa.

No entendemos que los entrenadores hayan adoptado "el juego de suelo" con interrupciones continuadas, fraude a los pocos espectadores que convocan, y peligroso para la integridad física de los jugadores, hasta el punto de que, raramente juegan sólo con ocho delanteros, como se ha hecho durante los años en los que el rugby era dinámico y no estático, y que Gipuzkoa era de lo mejor en el rugby estatal, y admirado en el maravilloso rugby que se practicaba en Iparralde con la Escuela de Baiona como ejemplo en toda Francia.

Los vulgares copian siempre tarde y mal. Y nosotros hemos sido vulgares. Hemos adoptado un rugby para el que no tenemos ni antropometría ni condición atlética. Y con el reglamento del rugby en la mano, en el ochenta por ciento de los "rucks" al menos, se juega en falta. Se pitan menos de la mitad, y con esos puntos de "golpe a palos", vamos tirando, terminando a veces ganando con el resultado que da los múltiplos de tres. Jugar a ensayar, desplazando el balón con rapidez y moviéndose con velocidad e inteligencia para llegar a los puntos de apoyo para que el portador del balón pueda decidir la opción de pase más interesante, parece que está "demodeé". A la vieja usanza, dicen algunos post-modernos que "dirigen" nuestro rugby.

Ejemplos malos tenemos muchos y recientes, y por no hablar de Gipuzkoa (mal de muchos ...) y pongamos como ejemplos a Biarritz Olympique de la era Yatchvilly que todo el mundo ensalzaba menos Rugby Times, y que terminó con el fracaso más absoluto, y que no está más abajo, por la generosidad del fallecido Serge Kampf (.g.b.) y su familia. Han jugado tres temporadas a provocar faltas que permitiesen a su medio de melée entrar en las estadísticas, pero desmovilizar a unos excelentes jugadores que sabían jugar a otra cosa, pero que "alguien" que estaba por encima de los entrenadores y que desde aquí advertimos que tenía a B.O. como trampolín político para el asalto a la FER. Pero claro, eran personajes intocables, pero siempre dejan la miseria detrás. Otro caso es el de la selección de Gales en los tiempos en que jugaba de Apertura Gareth Jenkins, chavalote alto, rubio, que colocaba un montoncito de arena para colocar el balón en los tiros a palos, y que metía así muchos puntos, pero que muchas veces, eran los únicos puntos y no ganaban nada. Curiosamente tuve una conversación en el vuelo de Auckland a Londres con una señora que se presentó como la tía de Jenkins, y me preguntó qué me parecía su sobrino como jugador. Le di mi opinión: "El no tiene la culpa, pero está perjudicando a Gales". Se quedó patidifusa. Era Abril del 2003 y echen cuentas. A los dos años prescindieron de él como titular (actualmente es entrenador de pateadores de la selección galesa), y ganaron dos VI Naciones seguidas y a punto de ganar la tercera. Este año próximo, para mi es favorita, junto a Inglaterra. Y la mayor fuerza la tiene atrás. Los dos aperturas   son fiables. Roberts,  Davies, Williams, North, Halfpenny, son dinamita pura y excelencia en el ataque y la defensa. A Nueva Zelanda, el pasado mes de Junio en Auckland, los tuvieron a raya más de medio partido, y confirmaron que los mejores resultados los consiguen con el juego abierto. Y hablamos de Gales, que ha tenido el rugby más rudo del continente europeo, con sus tradicionales mineros.

Y pasamos a Irlanda, para recordar la trayectoria del Munster. Este equipo fue de los primeros en adoptar el "rugby" de 22 ó 24 fases seguidas (interrupciones con el juego en el suelo), para no conseguir ningún punto, pero aburrir a las ovejas. Y por aquí se ensalzaba "llevan veintidós fases con el balón" en plan admirativo. Y creen que entienden de rugby. Pues el Munster, un clásico de la Heineken Cup, varios años fuera por no clasificarse. Normal. Cuando se practica el anti juego, ya se sabe. Se recoge lo que se siembra. Y Rugby Times, nuevamente contra corriente, escribimos: ¿Para jugar así han fichado a Howlett? Uno de los wing-full backs más rápidos y técnicos que han dado las últimas generaciones de All Blacks. Otro que se marchó aburrido de Europa.

Pasemos al lado positivo: La última final que jugaron el pasado año en el Westpac St. de Wellington (N/Z.) entre los locales Hurricanes y los Highlanders de Otago en la Isla Sur de Nueva Zelanda, conmocionó al rugby mundial, sobre todo al europeo. Y del europeo, a Francia, que se vio "retratada" al comparar el rugby que su Top-14 practicaba, con el maravilloso espectáculo de rugby con fuerza, velocidad, ritmo constante, técnica depuradísima en el manejo del balón, continuidad y hasta fantasía en algunas jugadas. Y se dieron cuenta de que tan espabilados como parecen o se creen (ahí está el caso de Serge Blanco), que empezaron con la revolución, y ahí siguen. La última, el acuerdo entre la LNR y la FFR. Pero en Inglaterra han hecho algo parecido. ¿Y aquí? Bueno nosotros no tenemos los problemas que tienen estos países, por nuestro subdesarrollo ó involución. Lo nuestro es más fácil, porque podemos partir de cero, no de menos cero. Y empezar por convocar sin exclusiones, debatir y decidir. Todavía nos acordamos de la super encuesta a los clubs que se mantiene en la clandestinidad, en lugar de publicar sus resultados en todos los medios de comunicación, lo cual quiere decir que la opinión pública, los aficionados al rugby, no tenemos nada que decir ni hacer, pero puestos a levantar la voz, recordarles a los directivos de nuestras federaciones, y más concretamente a la FVR, que una parte importante de sus ingresos viene de nuestros impuestos, luego menos secretismos, empezando por lo que costó económicamente la encuesta.

Y constituir el Colegio de Entrenadores integrado en la FVR, pero con autonomía para establecer sus planes de trabajo. Y que tengamos los que integramos la familia del rugby gipuzkoano, un interlocutor con atribuciones y responsabilidades, para afrontar, por ejemplo, con el gran problema de crisis de juego que tienen nuestros equipos. Y defender los intereses deportivos de nuestros entrenadores, su formación y seguimiento. Incluida su tutela ante los clubs y la propia federación, donde en todo caso estaría representado con voz y voto. Y esto, hoy en día, tal como están las cosas, sólo lo puede hacer la Federación Vasca de Rugby. Y entretanto, esto será un Reino de Taifas, y cada uno irá a su bola, incluso, dentro de su mismo club, que un chaval cambia de categoría por la edad, y se encuentra que su técnica de pase no sirve, por ejemplo. Y así muchas cosas.

Pues ex-colegas entrenadores de los equipos de Gipuzkoa, si lo que está sucediendo en todas partes con la vuelta al juego abierto, no os convencen, mañana sábado día seis de Agosto juegan en el mismo Westpac St. de Wellington, la final de este año SupeRugby 16 entre los Hurricanes y los LIONS de Johannesburgo (S/A.), otro caso de conversión de estilo. Un equipo que no jugaba a nada (desciende de los Cats) que fueron eliminados de la competición porque no daban una, vuelven, ponen de entrenador a Johan Ackermann, por cierto un ex-segunda línea bastante "leñero", transforma el juego tradicional sudafricano del contacto contínuo, para, manteniendo la fuerza y combatividad en defensa, prodigar la agresividad y audacia en el ataque, saliendo con el balón a la mano desde la línea de veintidós, cosa impensable en Sudáfrica hasta que llegó hace unos años un tal Carlos Spencer, inolvidable medio de apertura de los Blues de Auckland y de los All Blacks, y cantó las cuarenta, diciendo que los sudafricanos tenían jugadores con clase suficiente como para jugar un rugby dinámico y abierto, ante el escándalo de los "Gurús", y que es lo que, salvando todas las distancias, proponemos desde hace años desde Rugby Times. Pero allí han reaccionado. Por aquí no lo esperamos, aunque las evidencias vengan hasta la puerta de casa. Hay mucho ego tonto suelto, como para reconocer los errores. Pues nada chavales, (en los errores no incluyo a las chavalas), hasta siempre. Seguiré yendo a los campos guipuzkoanos a ver rugby del nivel que sea. Y debo ser masoca, porque disfruto. Siempre veo algo agradable.                                                                                                                                        

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