Escribo a un amigo Anónimo.

Rugby Times se pensó como Foro de Opinión sobre Rugby, y lógicamente nos agrada recibir comentarios discrepantes sobre las opiniones expuestas por nosotros. Este comentario-respuesta va para el amigo Anónimo, y se refiere a nuestra discrepancia sobre algunos puntos expresados en nuestro último escrito sobre el partido Hernani-Ordizia del pasado 30/11/14 en Landare Toki.
Cuando escribimos "actitud" estamos refiriéndonos a un término abstracto  si no acompañamos del calificativo positiva o negativa. Entendemos la actitud, aplicada al juego del rugby, como una serie de sensaciones y reacciones convenidas o espontáneas que se producen en los actores directos del evento (jugadores, "staff" técnico, árbitros ...), e indirectos (espectadores, etc.). Todos comportamientos humanos, y sujetos a variantes físicas y psíquicas. 
En este contexto hay que enmarcar la crítica del comentario, siempre con fines constructivos. Lo de Terapia de Grupo lo sugerí, porque lo hemos hecho (casi) todos una o varias veces en la vida rugbystica, y no es ni mas ni menos, que una reunión humilde y sincera, donde cada uno define su opinión del momento y su remedio o solución. Y todos sabemos como pensamos todos, desde los jóvenes hasta los veteranos. Y si teníamos una carga psíquica que nos impedía concentrarnos adecuadamente en el juego, por ejemplo, ya la hemos soltado. Nos sentimos liberados y más cercanos e integrados en el grupo que nunca. Y no gano o pierdo yo. Gana o pierde el equipo. Y eso es, en nuestro opinión, Terapia de Grupo. La definición de esto mismo por un Licenciado o Doctor en Psiquiatría sería indudablemente más compleja, pero el colofón a esa reunión, es una cena allí mismo. En la Sociedad, o en algún Bar o Restaurante. O en los bancos del vestuario. Y si se termina cantando, jugando al mus o en unas tertulias distendidas hablando del tema o de ordenadores, pues eso. Que hemos hecho el mejor entrenamiento posible para cambiar la situación. Nosotros, en el Atlético San Sebastián de hace unos cuantos años (y también en el Anoeta), cuando notábamos un bajón, una cierta desidia, fatiga mental, rutina o complejo de superioridad, entrenar suave, y a Ondar Gaiñ, la Sociedad de la calle Marina, en Donostia. Allí salía todo. Y nadie se ha cabreado nunca. Salíamos reforzados y el próximo partido, fuese contra quien fuese, en casa o fuera, se ganaba  siempre. Y por esto lo hemos propuesto, con todo el respeto, simpatía y admiración por los directivos, técnicos jugadores y afición de ORE.

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