RWC-15.

En Rugby Times interesa más el rugby gipuzkoano que el de otras latitudes, pero teniendo en cuenta que en estas fechas compiten las mejores selecciones del planeta por el Campeonato del Mundo en Inglaterra, aparcamos las novedades en casa para comentar la Rugby World Cup.

Para empezar, hemos visto dos sorpresas, que Inglaterra perdió contra Gales en Twickenham en un partido ultraconservador por las dos partes, comprensible en Gales por las ausencias de Halfpenny y Davies en la parte de atrás, e incomprensible en Inglaterra en su condición de aspirante al título. Solo propuso un esquema: juego en corto y vertical. Un aspirante al título tiene que tener más alternativas de juego. Más soluciones que el tiro a palos. No se puede percutir en todas las posesiones de balón. Hay que diseñar jugadas, previa o espontáneamente, que viven de esto. Cero para Lancaster y su staff. Ahora a ganar a Australia. A ver si le juegan igual que a Gales.

La otra fue la victoria de Japón sobre Sudáfrica. Otra del entrenador Springbook. Sin duda tiene una de las tres mejores plantillas del campeonato, y se demostrará en las fases siguientes, pero teniendo en cuenta la situación previa en Sudáfrica, denunciada la selección para impedirle su viaje al RWC por el insuficiente número de seleccionados de raza negra, y que el entrenador-forofo no dio una, creemos que su vuelta a casa va a ser gloriosa. De Japón, qué decir. Que esto no se lo quita nadie de su historial. Aunque luego venga la joven y encantadora Escocia a despertarle del glorioso sueño.

Australia sigue su marcha con un juego seguro y varias opciones de juego. Todas de garantía. Esta noche tiene el "test" más importante de esta fase previa, contra Inglaterra. Si gana, creemos llegará a la final, y Inglaterra, a refundarse. Tiene jugadores y estructura para ganar, pero falta audacia y seguridad en sus técnicos.

Nueva Zelanda. De trámite. Donde otros tienen que sudar tinta para conseguir puntos, los All Blacks lo hacen fácil. Aparte de su técnica con y sin balón, si diseccionamos los movimientos que realizan todos los jugadores en el campo, similar a la coordinación de un grupo de ballet clásico, cada uno está en la cuadrícula del campo que le corresponde en cada momento. Y en función del movimiento del balón, las cuadrículas cambian de ocupante. Y lo que hacen ellos, lo puede hacer cualquiera desde un punto intelectual. Es lógico. Y el que tiene el balón sabe que tiene un compañero a derecha, izquierda y detrás en el eje. Aunque no les vea. Tira el balón al aire hacia atrás, y lo coge alguno de sus compañeros. No digamos si el ataque es "limpio". Ahí diseñan e improvisan al mismo tiempo. Todo depende de la posición del defensor. Salvando las distancias -siderales- de su condición técnica, física y atlética, lo demás es de pura lógica. Eso sí, lógica inteligente para jugar al rugby.

Y nos queda Irlanda como "outsider" a las semifinales junto a Francia, que hasta la fecha no ha convencido a nadie.  Juega con brusquedad, con dureza, no confía en su línea y vive de la segunda juventud de Michalak. Salvo grandes sorpresas ¿Argentina?, ahí están seis de los cuatro semifinalistas. Nueva Zelanda, Australia, Sudáfrica, Irlanda, Francia y Gales.

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