Jonah Tayi Lomu

Estaba a tres metros, en el Westpac Stadium, de Wellington, tu casa en esos momentos, y estabas calentando, junto con tus compañeros entre los que estaban Tana UMAGA, Ma`NOONU, Christian CULLEN, etc., compañeros tuyos en los All Blacks, y jugabais contra los Stormers, de Ciudad del Cabo en la competición, entonces Super Twelve y hoy SupeRugby. Tu estabas en plan pasota (con cascos de música), pues ya sabías que ibas a calentar banquillo, a pesar de ser en aquél momento, el fichaje más alto de la historia del rugby
Días antes había aparecido tu aita (alto representante de la religión maorí) en la primera página del New Zealand Times, pidiendo un cambio en tu forma de vida y dejar de andar "de girl en girl" textualmente. Vamos, lo que por aquí decimos, un rapapolvos.
Valga este preámbulo para justificarte como extraordinario ser humano que has sido, no como fenómeno del rugby que has divulgado más y mejor que nadie, que para eso se han preocupado y seguirán haciéndolo por mucho tiempo personas más preparadas que yo.
Sales al segundo tiempo, y el primer balón que recibes, al suelo. Melée para Stormers y bronca del respetable para ti.  Un par de minutos más tarde, segundo balón, y otra vez al suelo. Las cuarenta mil localidades del estadio, vibraban de la bronca, y yo, al lado de un par de auténticos cachalotes por el tamaño (chico y chica), intentando justificar tus errores de manos,  incluso apelando a la devaluación como jugador ante un posible traspaso a otro club. Ni caso. Conozco algunos improperios en inglés, pero aquello sería algún dialecto maorí por la forma de sonar. Esto fue el 7/3/2003 y Hurricanes ganó el partido a los sudafricanos de Stormers, pero conmigo todo el estadio, sabíamos que lo mejor de Jonah como jugador, ya lo habíamos visto. Ahora la figura era como ser humano. Y ahí sí que  has dado la talla. Cuando el viento daba de popa y asombrabas  al mundo con tu rugby, nunca se te ha registrado un mal gesto hacia el contrario. Como máximo, esa media sonrisa de chaval sanote que llevabas siempre puesta. Esa modestia no era fingida, pues a 160 pulsaciones, alguna vez se te escapa algún gesto de alegría vencedora que muchos justifican, pero que habría que intentar contener por respeto al contrario y al juego colectivo. Tenemos las veinticuatro horas siguientes y el resto de la vida, para disfrutar de esos momentos de forma íntima. En los momentos bajos, ayuda mucho.
El 24-2-03 en el "Shuttle" del aeropuerto de Auckland quedó claro, que Jeff Wilson era mucho mejor que Jonah Lomu, como jugador. Otra cosa es como fenómeno del rugby. Compañeros en los All Blacks, se complementaban fantásticamente. Por cierto, que si alguien escribe sobre Wilson, será divertido, pues es un personaje "berezi", con una ejecutoria vital graciosa y aleccionadora.

Desde la económicamente todopoderosa NFL norteamericana le hicieron una oferta para jugar en USA, pero las normas morales y religiosas en las que vivía, le impedían dejar la casa de los padres en vida de estos, y la rechazò.
Por esas fechas leí en la prensa que Sir Edmund HILLARY  como saben casi todos ustedes, primero en hollar el Everest, junto al "sherpa" Tensing,  daba una conferencia en un centro educativo de Wellington y describían el cometido que desarrollaba desde una Fundación, asignando a personas de prestigio social y referencia ética, a difundir los valores practicados durante su vida profesiona, a las nuevas generaciones, y se me encendió una bombillita.
A mí, el Consejo Nacional Maorí, con prestigio y ascendiente en el gobierno de la nación, me hizo una propuesta en Rotorúa, en reunión a la que asistieron también miembros de Tamaki, organismo que se preocupa de la importantísima (y a veces en exclusiva) comercialización de prendas autóctonas, (dicen que la lana neozelandesa es la mejor del mundo), de la artesanía (principalmente bisutería) y turismo, para asesorarles en Comercio Exterior, principalmente en las relaciones con la Comunidad Económica Europea y su encaje con la Commonwealth, de la que formaban  parte.
Les pedí un poco de tiempo para decidir, alegando que tenía que profundizar mi inglés y consultar con mi familia, etc.. Pero intuyendo la extraordinaria calidad humana de Lomu, que su carrera como jugador parecía corta y en declive, podía representar en Euskadi el papel que realizaba Sir Edmund Hillary, y otras de índole deportiva, económica, política y diplomática, estas cuatro últimas aplicables a las Instituciones Públicas  y a Organizaciones Empresariales, pensé: El CNM "convence" a LOMU. Yo me comprometo temporalmente con el CNM. Se nombra Embajador Maorí en Euskadi (Nueva Zelanda no tiene embajada propia, ni existe el Estado Maorí), y como la semántica lo aguanta todo, donde pone embajador, ponemos representante, y donde dice estado, se pone pueblo, que por Nueva Zelanda no se la cogen con papel de fumar para estas cosas. El mundo de la enseñanza podría abordar la educación con nuevos parámetros, y el mundo empresarial podría encontrar en la zona, mayor presencia de mercado. Conozco las relaciones ya existentes en ambas direcciones, pero todo puede mejorarse. Incluso la logística por la distancia.
Pues se adelantó la Internacional Rugby Board (IRB) y esa sí, le nombró Embajador. Y la Federación Neozelandesa también quiso conservar a uno de sus hijos predilectos, como me imagino que harán ahora con Mc. Caw.
Pero esto que suena a novela y que la he vivido en primera persona, puede servir para reflexionar sobre lo que a veces podemos hacer desde las instituciones con decisiones audaces e imaginativas.
En cualquier caso Jonah Tayi LOMU, toda mi admiración por tu elegante forma de transitar por esta vida, y mi agradecimiento como perteneciente a la familia del rugby por todo el beneficio que has aportado a nuestro deporte.

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