Entrenadores

Faltan entrenadores, falta cualificación en los que hay, falta un organismo que los coordine y dirija. Falta autonomía en la formación. Es indispensable habilitar un sistema desde la Federación para superar estos y otros inconvenientes de formación y tecnificación, como se dice ahora.
Y ese organismo, comité ó colegio de Entrenadores debe constituirse como se ha hecho antes de ahora, a partir del Comité Técnico de la (s) Federación(es) provincial y/o autonómica.
Durante la presidencia gipuzkoana anterior a la actual se redactó un borrador de Reglamento que no sabemos si se convirtió en definitivo y tampoco sabemos si fue aprobado y figura dentro de los documentos oficiales de las federaciones de nuestro ámbito, pero tuvimos la oportunidad de leerlo y podemos afirmar que fue un trabajo amplio y muy bien desarrollado por un letrado miembro en su día de la Federación Gipuzkoana, exjugador y exárbitro y por esa experiencia ,sus conocimientos ,profesionales y su capacidad intelectual., realizó un brillante trabajo Por cierto, sin cobrar un duro.
Si los textos a los que nos referimos no están localizados, suponemos que el anterior presidente de la Gipuzkoana , Vicente , sabrá algo del asunto y podría contactar con el autor, que suponemos tendrá alguna copia del trabajo que realizó, que era muy bueno
A partir de un grupo de trabajo con las bases de un reglamento homologable por las instituciones públicas del deporte, se podrán organizar actividades oficiales homologadas y cofinanciadas para la formación continua de entrenadores.
Si ello no es posible, por la rigidez de las instituciones, el Colegio de Entrenadores es libre para organizar cuantas actividades considere oportunas para mejorar el nivel cultural de rugby de los entrenadores actuales, estén o no en activo, tengan o no licencia, pero que se ajusten a las condiciones de las convocatorias.
El espíritu de las convocatorias tiene que ser abierto, generoso e inteligente, tendente a recuperar para el rugby personas valiosas que en este momento están fuera de las competiciones y de la gestión, en la mayor parte de los casos porque no existen cauces de participación y aportación.
Naturalmente, el texto de las convocatorias se ajustaría al espíritu de las mismas, primando el aperturismo. Puede que para algunos ultra conservadores suene a riesgo, pero aunque se corra un ligero riesgo ó posible decepción, merece la pena. No hay nada que perder. Para continuar como hasta ahora siempre hay tiempo. Una rectificación y punto.

Independientemente de las iniciativas que se planteen por los miembros del citado ente, se pueden prever contactos continuados con organismos similares sin límite de ámbito, dados los favorables y cómodos sistemas de comunicación.
A partir de una relación personal continuada en el ámbito de nuestra jurisdicción, podemos adecuar sistemas, innovar actitudes tendentes a la humanización de las relaciones entre técnicos con jugadores y sus familiares, aspecto este último bastante abandonado y que dada su gran importancia para el desarrollo del rugby en sus primeras etapas, trataremos en trabajo aparte.
A partir de una autonomía como grupo, aprender de los que lo hacen bien y que pueda ser extrapolable a nuestro rugby. Y creatividad. Imaginación. Dedicación. Generosidad social. La capacidad intelectual, se supone.

Los entrenadores son los terceros en el orden organizativo, pero los primeros responsables en la evolución positiva, negativa o inmovilista. Podemos organizar correctamente un club, disponer de las mejores instalaciones, hacer una labor de captación impecable, y al poner las personas captadas en manos de un incompetente, no solo desperdiciamos el trabajo y los medios, sino que podemos ahuyentar al deportista jugador de la práctica del rugby para siempre. Y todavía peor. El boca a boca, que por aquí, que nos conocemos casi todos es más temible que el tam-tam en la selva. ¿Apocalíptico? Está sucediendo. Una muestra. Cualquier entrenador actual o reciente (diez años). ¿Cuántos jugadores han entrenado (fichados), y cuantos quedan estando en edad de competición?. Y dejamos aparte los que juegan en veteranos, que esos son de diez años para atrás
¿Qué publicidad hacen los que han abandonado? Poca ó ninguna, que quizá es peor, porque si se enfadan quiere decir que algo les ha quedado. No se les ve en ningún campo de rugby. Algunos que se han beneficiado del trabajo desinteresado de técnicos y directivos, llevan a sus hijos a la Escuela de Rugby, pero la mayoría han desertado. ¿Culpa de los entrenadores? En gran parte si. También tienen su cota de responsabilidad otros estamentos, pero ahora estamos hablando de la influencia buena o mala que tienen los entrenadores. Por eso tienen que disponer de una estructura exclusiva a su disposición para canalizar las iniciativas y combatir juntos los inconvenientes que surgen en su cometido.

El Colegio, o como se quiera denominar debería contar en nuestra opinión, con el máximo de personas con capacidad, experiencia y conocimientos incluso de fuera de la familia del rugby, pero que puedan aportar beneficios a la preparación física (respiración, recuperacion en esfuerzo – yoga-, dominio del centro de gravedad –tatami-, psicología y humanidades, etc…etc…

Estas sugerencias pueden ser rebatidas, y de hecho estamos deseando aprender de todos. No nos creemos en posesión de la verdad, ni falta que nos hace. Lo que deseamos es que haya entrenadores competentes, porque de lo contrario siempre estaremos quejándonos de la inferioridad de nuestro rugby y buscando fuera lo que no hemos sabido hacer en casa.

Cuando la gente habla de que hay que actualizarse con la evolución de la Sociedad casi siempre es un brindis al sol. Para quedar bien. Aquí tienen los interesados una sugerencia . Para analizar y decidir. Pero por favor, sin secretismos. Hagan pública su decisión para saber quien es quien. Que llevamos un montón de años reincidiendo en los fallos de comportamiento y procedimiento y aquí nadie dice nada. Y creemos que los estamentos están para algo más que para salir en la foto.

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