Marujeando por los blogs de rugby encontramos unos comentarios en pro y en contra de ciertos artículos de presunta protección que cada vez con más frecuencia se colocan o visten los jugadores. Desde protectores de cabeza y dentadura, hasta muñequeras, espinilleras, chalecos de plástico blando (fibra ondulada), tobilleras, etc. .
Antes de nada queremos decir que algunas de esas prendas u objetos parecen poco cuestionables pero solo para determinados puestos, como son los que en la melée tienen las dos orejas en fricción (segunda línea) y se protegen los cartílagos con el protector flexible, o casco. También los pilieres y el talona tienen una o las dos orejas en fricción, pero en estos casos se protegen con vendas colocadas de forma que no dificulten la audición. Lo mismo que el llave y los flankers.
Fuera de este grupo no se justifica el uso del protector de cabeza. Es un artículo molesto y distrayente. Resulta cómico cuando el pateador se quita el “casco” para chutar a palos. Si molesta para chutar, ¿no molesta para el resto de fases del juego y la comunicación de los demás compañeros hacia él? Si esto no es fetichismo, venga el de siempre y lo vea.
El protector bucal se presenta como incuestionable aunque parece que tiene que resultar molesto. Y decimos parece, porque en dieciocho años de competición personal no lo hemos probado .ni lo hemos echado en falta. Y a este respecto una apreciación políticamente incorrecta; venimos observando posturas de contacto con el ángulo de cuello casi a noventa grados. ¡Eso, es peligroso…! Un entrenador debe enseñar la técnica de autodefensa y la supresión de anti-posturas. Hay ángulos y posiciones vencidas en el contacto que protegen o lesionan al jugador dependiendo de su técnica de contacto, distancia, etc.., además de su reflejo cerebral para darse cuenta cuando se encuentra en posición favorable para la disputa, o cuando está vencido y le interesa dejarse llevar (si está placado), o abandonar el contacto, si puede. Si vas con la cara alta a placar te pueden salpicar un aplauso en todo el morro, con o sin protector bucal. Y no creemos que haga gracia. Por cierto, no es falta si no hay golpeo.
Por tanto, protector bucal, puede, pero primero técnica de contacto en ataque-defensa, .Si se hiciese una ITV periódica a los entrenadores sabríamos cuantos están capacitados. Ahora todo se hace con tácticas y sistemas mal copiados, que si se hiciesen bien serían un complemento más en la defensa, pero no nos engañemos; el que acierta o falla en el placaje es el jugador. Y si no sabe es porque no se le ha enseñado, o porque no sirve para esto.
Las espinilleras para el talona son cada vez menos necesarias, pues ya no se disputa el talonaje como hace treinta o cuarenta años, pues muchas veces parece que se introduce el balón directamente en la segunda línea, y el árbitro ni ´pio. Y parciales, casi todas. Pero en fin, el talona es mucho jugador, y si se coloca algo, un respeto. Aquí no hay fetichismo. No tiene tiempo para chorradas.
La protección de tobillos debería ser indispensable de medio de apertura para atrás. Hay un movimiento en que las articulaciones , sobre todo del tobillo, soportan un trabajo intensísimo: el contrapié. Y otro muscular y articular concentradísimo y potente, con las patadas de largo desplazamiento. Más que tobilleras, recomendaríamos vendas elásticas (no tensoplás), de crepé y que cada jugador aprenda a vendarse sin dificultar la circulación de la sangre por la planta del pié.
Y de los guantes , ¿qué quieren que digamos? Si un día hace mucho frío, y se va a jugar mucho con el pié, parece lógico que los centros de la línea se los coloquen, pero es que hay muchos jugadores que se los colocan en plan fashion. Pijismo.
El chaleco .Cuánta “tela” tiene. De entrada, y de forma rotunda, limita los movimientos. Y no hay chaval que no se lo ponga.. Con eso evitan entrenarse adecuadamente. Si la preparación física es la adecuada, no se necesitan chalecos.. Y eso también lo decimos rotundamente y por dilatada experiencia. Si alguno tiene interés, aportamos más datos. Sí, ya sabemos que jugadores de las grandes competiciones también los utilizan. Pero no comparemos la violencia de los contactos, que aquí, a ese nivel, ni con chaleco ni con coraza.
Como resumen del comentario, extraído y contrastado en una larga experiencia en el contacto físico del juego, desde la práctica directa y desde la observación técnica,, aseguramos que si el entrenamiento de rugby es exigente y adecuado incluso personalizado en todas aquellas ocasiones que se consideren oportunas, no se necesitan la mayor parte de esos artilugios. Pero nos tememos que es un problema de entrenadores. Algunos parecen funcionarios clásicos. Mucho apunte, algún “test” de nombre exótico para demostrar que se han gastado una pasta en la carrera de educación física, y a por la nómina.¿Que es muy duro lo que decimos? Es una actitud mayoritaria, sobre todo en entrenadores foráneos. Comprueben el nivel técnico y el nivel de lesiones, cualitativa y cuantitativamente, en nuestros equipos..
De momento paramos aquí, pero profundizaremos en el tema. Porque el nivel del rugby depende de la cualificación de sus técnicos. Si no se forman treinta jugadores que salgan quince, pero preparados técnica, física y psíquicamente. Con capacidad de recuperación en esfuerzo, con fuerza mental y con cultura de rugby...
Mercado Verano 2015/16
Hace 11 años
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