Temporada 09/10

Terminada la temporada 08/09, saludamos a la nueva 09/10. Antes de empezar con el tratamiento de la misma, vamos a referirnos a la primera edición de la Liga Superibérica recién finalizada.
Ha ganado la franquicia Gatos, de la Comunidad de Madrid. Por individualidades. En una edición irregular y plagada de errores en su desarrollo y organización, pero a nosotros nos importa lo que ha supuesto para el rugby. De momento, ha dejado con el culo al aire al inmovilismo, encabezado por la Federación Española de Rugby. Esa gente cómica que vemos en los partidos oficiales con la chaqueta azul y la corbata pavoneándose y ejerciendo de caciques. Bueno, no solo hacen gracia, también dan pena. Y es que sin ese equipamiento no son nada. No destilan autoridad ni prestigio. La mayor parte son unos inútiles para el rugby que hacen mucho daño por omisión. Por lo que no hacen ellos y por lo que obstaculizan o impiden a los demás. Como en el caso que nos ocupa.
Como saben los que nos leen, Rugby Times se ocupa preferentemente de la problemática del rugby gipuzkoano, que es de lo que más sabe, aunque entender, entendemos y hemos vivido el rugby de otras latitudes. Es por eso por lo que incidimos que el comentario ácido, crítico anterior, también se hace extensivo, aunque proporcionalmente menor a los personajes federativos que nos representan en la provincial y autonómica. Ha existido hasta ahora un inmovilismo alarmante. Parecía dirigido por funcionarios.
Es indispensable que nuestros dirigentes se den cuenta cuando organizan una competición (ligas provinciales, autonómicas, etc.), cuyo cometido tienen encomendado, que esa competición la van a realizar personas, directivos, jugadores y árbitros. Que las personas pueden adoptar actitudes y comportamientos que dificultan el desarrollo del rugby; que el rugby está insertado (y cofinanciado) por la sociedad, que la Sociedad evoluciona y el rugby no. Y que eso equivale a retraso y marginació; que el número de fichas no nos dice nada a efectos de calidad y que eso se debe a la imperiosa necesidad de practicar deporte “controlado” o protegido, como uds. quieran, pero que ese no es mérito suyo, sino de las personas que trabajan en los clubes al servicio del rugby. En otras palabras, que bajen del pedestal, que desde ahí arriba se pueden pegar un rijostio..

Si tienen la amabilidad de leer este comentario y creen que exageramos o tenemos animosidad contra algún dirigente, les demostramos a continuación, que de eso nada.
Esta temporada Rugby Times ha analizado y presentado propuestas en temas como el rugby femenino, las escuelas de rugby, los árbitros, los espectadores, las instituciones públicas y privadas, los críticos de la prensa, la financiación y co-financiación de clubes y federaciones, la publicidad y sponsorización, etc.etc.. En todos los casos hemos hecho propuestas que raramente se han puesto en práctica. Que hayamos detectado, en Hernani y Ordizia se ha mejorado el comportamiento de los espectadores, gracias a las recomendaciones de los directivos, con mención especial a Larretxea del Hernani, el día del partido contra El Puerto de Santa María, en Landare Toki. Un ejemplo de educación con algún toque de humor. Y es que igual nos estamos perdiendo un showman.
Rugby Times no tiene ningún afán de protagonismo. Si alguien discrepa y expone ideas, probablemente sean mejores que las nuestras, y se pongan en práctica, pero cuando exponemos las nuestras no es porque nos ha dado el ramalazo de genialidad, sino porque hemos vivido mucho en rugby. Y esas vivencias son las que nos permiten plantear sugerencias que estamos seguros que mejorarían lo presente. Porque además van adecuadas a los tiempos. Que no proponemos cosas de hace cincuenta años. Que esas batallitas están bien para echar unas risas con los colegas, pero muchas de ellas no tienen vigencia. Aunque en técnica y preparación física se ha perdido mucho.
Pues eso. Que esta temporada se presenta movida e inquieta, como ya anunciábamos en nuestros artículos Superibérica I y II que tienen a su disposición en este blog. Que los presupuestos económicos se van a disparar. Que los presupuestos deportivos no van a estar al nivel de los económicos. Que cualquier jugador sin nivel va a cobrar, una miseria, sí, pero va a cobrar. Porque el club de al lado lo hace. Que la cantera va a empezar a ser una labor ingrata, y ahí queremos ver a las instituciones públicas. Ahí tienen que controlar las subvenciones para el que realmente se preocupa de la formación deportiva de la juventud. Ya es hora de que los presupuestos económicos de todos los clubes que perciben ayudas económicas públicas presenten sus cuentas pormenorizadas en un registro de acceso público, como el de la Propiedad o el Mercantil. Y no por curiosidad malsana, sino para potenciar el sentido de auto- responsabilidad de los directivos de los clubes. En Francia conocemos los presupuestos (sin detalle) de todos los equipos profesionales participantes en la máxima categoría.
Y otra cosa. Sin querer meter el dedo en el ojo a nadie, a ver que pasa con el tratamiento legal de las remuneraciones a técnicos y jugadores principalmente (I.R.P.F., Seg. Social, etc.), que el día que se meta mano va a ser la de san quintín. Los números tienen que ser reales. Hay que tener en cuenta que el que paga las consecuencias es el club que recibe una herencia de fraude recibida de directivos irresponsables que ya no están pero han dejado el agujero que no figura en los balances ni memorias aprobados en Asamblea.
Consecuencia: Que es mejor gastarse el dinero en atender bien a los jugadores que en pagarles. Los jugadores tienen que tener la perspectiva en la vida de que los estudios y el trabajo van a sustentar su futuro. El rugby poco puede ayudar económicamente en el transcurso de la vida. Vale más una proyección social prestigiada para el rendimiento profesional, que una ayuda puntual económica por jugar, que equivale a decir.” La Sociedad no te debe nada”: Has jugado, te hemos pagado. Vamos, un mercenario y encima barato.
El Rugby tiene que orientar hacia el prestigio social (no confundir con el elitismo) y esa es la mejor compensación y la más valiosa para el jugador. Educar en valores que proporcionen prestigio social. Que el jugador de rugby se pueda presentar en cualquier parte con ese plus de persona seria, fuerte, sana de salud y costumbres, etc., que cada vez se necesita más en esta sociedad desestructurada y carente de ética.
Hace unos años cuando una persona se presentaba optando a un puesto de trabajo, le preguntaban donde había estudiado. Depende del Centro, entraba sin examen. Sabían que allí le habían formado adecuadamente. Pues lo mismo en los clubes de rugby. Invertir en educadores, más que en latigueros que estrujan a los jugadores porque el guarismo está por encima del humanismo. Y a los directivos, que se preocupen más de la situación anímica del jugador, antes de preguntar por el resultado.

Y todo esto viene porque estos próximos tres años tienen trampa. Nos quieren vender la moto del profesionalismo en el rugby pasando de la burra a Internet sin dominar las tecnologías previas. Los jugadores en DH dan pena. Físicamente no están a la altura del deporte que practican. Los entrenadores no dan la talla. La temporalidad de los extranjeros es definitoria del propósito de su integración en nuestro rugby, porque aquí se vive, y después se juega al rugby. En la mayor parte de sus países se juega al rugby, y después, si pueden, viven. Parece una chorrada, pero tiene más profundidad de lo que parece. No copiemos lo malo.
Admitamos el profesionalismo, pero a cambio de dar espectáculo, no pena..

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