Insistiendo con el rugby femenino

El año pasado hicimos un trabajo sobre rugby femenino, y estamos prácticamente lo mismo que entonces. El Atlético San Sebastián sigue renqueante. Más para atrás que para adelante. Arrasate y Eibar , unas mirando más hacia Bizkaia, pero bueno. Si es para mejorar … Eibar, ahí anda, intentando cogerle el aire a este deporte en su versión femenina, que no es poco mérito, pero los tres equipos son de la mitad para abajo, o muy para abajo. Vamos a volver a analizarlo. Sin insistir en el agradable espectáculo que el rugby femenino proporciona, y el altísimo nivel internacional que tiene, muy por encima del rugby masculino. Con todas las matizaciones que se quieran. Concurriendo la circunstancia de que en general, están abandonadas, tanto por la FER, como por la territorial y la autonómica. Y es que da miedo tocar el tema. Al rugby femenino, si no se entra con decisión y convencido de lo que se quiere hacer, siempre será un compromiso que se quiere ocultar detrás de la puerta.
Para empezar, vestuarios adecuados y exclusivos cuando hay equipo mas o menos consolidado. Entrenadores adecuados y preparados para lo femenino. Preparadora física. Contratada por la Federación para todos los clubes, o exclusivamente por un club. Trabajo de captación en las ikastolas, ikastetxes y Universidad. Publicidad de los partidos, a poder ser con días y horas fijas y relativamente cómodas para los espectadores. Búsqueda de publicidad y/o sponsorización de productos y servicios típicamente femeninos para la cofinanciación del gasto. Dirigirse a Emakunde, Observatorios Deportivos de la D.Foral de Gipúzkoa para cofinanciar la actividad. Incluir una partida en el presupuesto anual de las federaciones gipuzkoana y territorial para la cofinanciación del rugby femenino. Inclusión de mujeres en los órganos de decisión de clubes y federaciones. Potenciar el arbitraje femenino y formar mujeres entrenadoras entre (por ejemplo), Licenciadas en IVEF, etc...Diseñar equipamientos atractivos para la venta como ropa de calle. Y un montón de cosas más que a las jugadoras actuales ya se les habrán ocurrido, pero como suele pasar, ni pajolero caso. Porque al rugby femenino se considera un exotismo. No se le toma en serio, y empezamos a pensar que se le tiene un poquito de miedo, porque ya se ha visto que en cuanto les dejan un poco, juegan un mucho. Si el rugby se ha convertido en olímpico a partir de 2016 en su especialidad de “seven” o rugby a siete, ha sido en gran parte por el impulso que las mujeres de todo el mundo le han dado en los últimos diez años. Y aunque para nosotros debería hacerse lo mismo sin olimpismo, esto va a ayudar a impulsar el rugby XV, sobre todo en la parcela de la cofinanciación. Aunque los fondos del COI vayan a la especialidad de “seven”, las jugadoras en una primera fase al menos se conseguirán del rugby XV, y eso tiene que tener una compensación.
Para no ser insistentes, recomendamos la lectura de nuestro trabajo del pasado año bajo el título de El Rugby Femenino, ya que varias de las cosas que podríamos poner a continuación se encuentran en el referido artículo.
Por muchos problemas que tengan en estos momentos los equipos gipuzkoanos, que los tienen y en algún caso bastante serio, la federación debe convocar a los clubes de su jurisdicción que tienen equipos femeninos, y escuchar sus planteamientos, y a continuación convocar al menos a Bera Bera, Ordizia y Hernani, y tratar de poner en marcha equipos femeninos senior. Hará falta ayuda. Hará falta dinero. Pero sobre todo, hace falta voluntad. No podemos dejar a las mujeres fuera de nuestro deporte. Se podrán poner pegas y problemas, pero tenemos que saber encontrar soluciones a cada uno de ellos. Hemos hecho un repaso mental de los problemas de instalaciones , de horarios, de días, y el que peor lo tiene es Ordizia, en caso de tener un equipo femenino senior, porque Altamira está saturado, pero ese bendito problema de crecimiento se podría plantear permutando terrenos en la carretera de Zaldibia, no muy lejos, construyendo campo y medio para el rugby de promoción, donde se podrían organizar campeonatos escolares de rugby de la comarca, y liberando parte de horarios de Altamira para los equipos juveniles y senior. Algo tendrán que hacer, porque sería triste tener que echar el freno a la magnífica labor que vienen haciendo en Goiherri. Los demás, con alguna apretura, pero podrían. El Atlético podría habilitar un campo de promoción o competición por cuatro euros en el terreno anexo al actual, metiendo una excavadora y en una semana convertiría un vertedero de inertes, en el comienzo de una zona deportivo/naturalística que podría ser financiada por un Parque de Publicidad. Es perfectamente factible y muy recomendable, pues los terrenos se revalorizarían para el futuro en que tengan que permutar o vender. Es el que menos problemas tiene. Llegado el caso, podría dedicar el nuevo campo al rugby femenino exclusivamente, llegando a acuerdos económicos con los clubes, las federaciones y las instituciones públicas. Un poco de imaginación, señores. Que estamos muy retrasados y queda mucho que hacer a favor del rugby femenino, o sea, de nuestras mujeres. Y clubes como Bera Bera, que tiene en su organización a las dos secciones más potentes de la provincia en el deporte femenino, balonmano y baloncesto, y que por cierto, están difuminando un poco al rugby, vería recuperada su identidad. Y con esto que no se nos enfade nadie, que solo queremos decir lo que hemos dicho. Y lo decimos por algo.
Vamos, que no vemos más que ventajas, eso sí, más trabajo. Pero se puede compensar incluyendo mujeres en las directivas, con cotas altas de autoridad y responsabilidad, no como floreros. A ver si esta vez nos hacen más caso.

1 comentario:

  1. Efectivamente, en las Escuelas de Rugby se intenta atraer a niñas también, pero no es tarea fácil. Entre otras cosas, nunca tienen un vestuario. Acaban duchándose deprisa y corriendo en el del árbitro o cambiándose de mala manera en algún almacén.
    Eso hace que las niñas se sientan incómodas, como si no se las quisiera o como si estuvieran de más.

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