Sr. Presidente de la F.E.R.

O lo que es lo mismo, de la Federación Española de Rugby. Anda el cotarro revuelto por Madrid desde hace mucho tiempo por diversos motivos, pero los que más polémica despiertan, son la actitud obstructiva de la FER respecto a la aparición de una competición privada con la modalidad de franquicias bajo las siglas SIR (Superibérica de Rugby), y que ya ha celebrado su primera edición, y por otra el comportamiento del máximo responsable técnico de la FER y seleccionador nacional, Mr. GLYNN.
La irrupción de las franquicias en nuestro modesto rugby nos parece prematura por falta de consolidación de nuestro rugby aficionado. No tiene nivel para alimentar las plantillas profesionales que una franquicia necesita. Y las franquicias no tienen jugadores profesionales propios, porque no tienen dinero. Luego, se necesitan mutuamente. Por tanto, la FER y la SIR están “condenadas” a entenderse. Y aquí empieza a fallar el presidente de la Fer, oponiéndose frontalmente y boicoteando todo lo que puede las iniciativas de la SIR. El año pasado quiso organizar la Copa Ibérica con ocho equipos, solapando las fechas previstas por la SIR, y fracasó rotundamente. Tán rotundamente que no llegó ni a empezarse. Solo con leer las condiciones de participación, se sabía que iba a fracasar.
Si concurriesen las características personales mínimas que se requieren para representar a un colectivo heterogéneo, como es el rugby español, que siendo un nano rugby, está lleno de Taifas. Aquí todo el mundo quiere mandar, pero la mayor parte sin dar la cara, y a eso se le llama mangonear. Pues estas personas nombran presidente a un señor, en este caso a Alfonso Mandado, en base a qué concurrencias personales. ¿A su prestigio en el mundo del rugby? Muy conocido en su casa a las horas de comer. ¿A su capacidad y nivel de gestión. Pues va de cráneo, visto lo visto. La otra es para mangonearlo. No se me ocurre otra cosa. Bueno, si se me ocurren, pero no las voy a decir (de momento). Una persona, en este caso el presidente, con una mínima visión de futuro, no rechaza a lo bestia la propuesta de las franquicias (que tiene un montón de inconvenientes), sino que la acoge y modela con inteligencia y astucia, hasta formar un organismo satélite que aborde los problemas que la FER, por su rigidez, no puede resolver. . Porque lo que hace actualmente la SIR es el trabajo sucio en el rugby español. Desbrozando el camino hacia el profesionalismo, que es imparable. Pero lo hace separándose cada vez más de la FER, y cuando coja fuerza, no será un organismo satélite, sino invasor, si lo desea. Y la FER a acudir a papa-estado (CSD), a llorar porque le han dado una bofetada. Sr. Presidente: Si no da lo de astucia e inteligencia (no se puede tener todo), al menos copie. No es muy recomendable, porque algunos no saben ni copiar, pero mire por favor como han resuelto una situación similar, en Francia, por ejemplo, que no está tan lejos y
en esto del rugby saben algo.
El problema del seleccionador. No vive en España. Hace un “stage” de pretemporada y con cargo al paupérrimo presupuesto económico de la FER, concentra a la pre-selección en Francia, en la localidad donde él tiene un negocio de rugby (enseña), al parecer. Y la FER. lo consiente. Se lleva con él a SEIS entrenadores, y todos extranjeros. Y la FER lo consiente. Los jugadores hacen lo que pueden y saben, y saben poco, porque les enseñan poco y mal. El jugador de rugby español, tradicionalmente ha sido inferior en el plano físico, (salvo las innegables excepciones), a los jugadores de las naciones con las que nos hemos enfrentado. Pero España, por ejemplo, hace treinta o cuarenta años estaba a la altura de Italia, y muy por encima de Portugal, por poner ejemplos cercanos, y era debido a la capacidad intelectual de los jugadores para interpretar el juego del rugby. Sin caer en la anarquía, creaban jugadas imprevistas para el contrario, sorprendían, tenían imaginación y la ponían en práctica. Y resultaba. Se puntuaba y se divertía. Y el Entrenador (con mayúscula), potenciaba esas virtudes y las complementaba aumentando el nivel técnico, las ventajas de la disciplina táctica puntual, la cultura del rugby (dentro y fuera del campo), haciendo de una práctica dura, un divertimento.
Se me podrá decir que el rugby de ahora no es como el que se hacía hace cuarenta años. Y contesto de antemano, que de acuerdo. Pero intentamos jugar al rugby de los que han evolucionado. Y nosotros no lo hemos hecho. ¿Porqué? Evidente. Nuestro rugby ha estado en malas manos. Gente incompetente, que ha dilapidado la herencia de la abuela. Y ahora no queda nada, y se nota la ruina. Y pueden vestir al mono como más les guste, pero seguirá siendo un mono. No digo Italia, Portugal nos pasa por encima. ¿Solución?
Una refundación del rugby español. Nueva forma de nombrar presidentes, nuevos presidentes, empezando por la FER y limitando los mandatos. Y que no me vengan con la típica mandanga de que no hay gente, y que no se presenta nadie. Si el puesto es prestigioso socialmente, será apetecido por las personas que se consideran preparadas para aportar, no buscando el beneficio directo de una plataforma política o de unas compensaciones económicas, aunque no se trata de poner siempre dinero. Las instituciones públicas que manejan nuestro dinero, y digo manejan, no administrar nuestro dinero, y que lo reglamentan todo, han neutralizado la capacidad de maniobra e iniciativa de nuestros directivos o dirigentes, y les obligan a moverse en un tablero cuadriculado. Y a las personas que valen, las que rinden en la sociedad en todas las áreas y a todos los niveles no les gustan verse cuadriculados, y menos, si todas las cuadrículas son iguales.
Una gran parte de la penuria técnica y táctica (cultura) en el rugby, se debe a la falta de entrenadores con solvencia personal para dirigir grupos humanos. Un tío ha jugado cuatro temporadas (o veinte), hace un cursillo de la Srta. Pepys (a juzgar por lo que demuestran), y ¡hala!, a entrenar. Y tiene a quince o veinte chavales (juveniles, cadetes …) y los trata como a ganado. Los uniforma mentalmente, y café para todos. Estiran igual, calientan igual, exigen a todos por igual. Demasiado tufo a cuartel. Faltan conocimientos básicos de medicina deportiva, de psicología deportiva, y hasta de cultura general. No digamos lo del humanismo. más de uno preguntará si es alguna verdura nueva. Y así nos va. Un rugby uniformado, agarbanzado, en el que todos compiten igual. A percutir para ganar un puto milímetro. Más tiempo en el suelo que de pié. Buscan el contacto, en vez de evitar el contacto y ganar metros. Y todos hacen lo mismo. Tengan plantillas largas o cortas. Tengan más o menos fuerza que el contrario. La rapidez, básica en el rugby, apenas se potencia. Tota, para correr cinco metros y chocar…
Y esto es lo que se va a encontrar el próximo seleccionador – figura español, porque esa es otra, Mr. Glynn se va de Jefe de Scouting (que bien suena, ¿verdad?) al Leicester inglés, y por Madrid se han puesto a revisar la nómina de enchufados en la I.R.B. para “colocar” a alguno de los suyos a vivir de puta madre cuatro años en Madrid. Bueno, en Madrid, “de escapada”, porque el Sr. Presidente de la F.E.R. es capaz de contratarlo sin obligarle a vivir en España, como al actual. Si es el mejor entrenador del mundo, va a encontrar un deporte desconocido, inculto. Si es un “piernas”, sobra. De esos tenemos bastantes por aquí, y seguramente más baratos. Por tanto, Sr. Presidente, no se complique la vida con el nuevo seleccionador. Nombre a un chaval del rugby español, y que se vaya formando. Vele por que se le respete. Darle un margen de confianza, eso sí, vigilada discretamente, no vaya a ser que no de la talla. Que lo que hay que hacer para tener una selección presentable en un futuro más o menos próximo no lo va a hacer él. Nombre a un Director Técnico que conozca el rugby español desde dentro, que tenga cierto prestigio como persona, que tenga capacidad intelectual y cualidades para relacionarse, moverse por el país y formar una red de colaboradores más o menos cualificados, que le informen puntualmente de la situación en los puntos que marque en su estrategia. No se trata de “colocadores” de jugadores. Diseñar un documento – tipo donde se ponga lo que interese. Y cuando se necesite un jugador, que cumpla unas características mínimas básicas determinadas por el D.T. Y de esa forma ir “descubriendo” valores a veces alejados del rugby tal como lo entendemos actualmente, pero que pueden ser el complemento de lo que tenemos a la vista. Y muchas cosas más que se le ocurrirán al D.T. si se acierta en la designación.
Y si quiere mantenerse al menos por el año y medio que le queda de mandato, Sr. Presidente, cambie un poquito (a mejor), baje a la arena para lidiar lo que sale, que todo es cuestión de echarle valor (y arte). Estoy seguro de que es usted una persona honesta y que tiene valores, pero eso a veces no es suficiente. Yo en su lugar no lo dudaría. Si tengo ganas, al ruedo, con dos… y a dejarnos en mal lugar a los que no confiamos mucho en usted. La otra ya sabe usted cual es Sr. Presidente de la F.E.R.

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