La Prensa, El Morbo y El Rugby

Recientemente se han publicado en la Prensa tres comentarios en los que se presenta al rugby como protagonista en situaciones de la que únicamente es un accidental aliado. Naturalmente, las tres desenfocadas y con connotaciones no muy favorables para el rugby, o así se le ha querido presentar de forma sensacionalista.
La primera trata de una persona sudafricana atracada y que le robaron la tarjeta de crédito con la clave correspondiente, incidencia o delito que ocurre en Europa a diario y que suele suponer unos mil eurillos de pérdida aproximadamente. Pero hete aquí que el secuestrado había jugado al rugby en la selección sudafricana de los Springboks, y aparece en la página de rugby como noticia (por cierto, la única). Obviamos decir que es la primera vez que Mulder, que así se apellida el interfecto, jamás había sido nombrado como jugador. Una.
Otra. Un jugador de rugby galés, extraordinario, admirado por su calidad y su comportamiento durante años en la práctica del rugby, informa sobre su tendencia sexual y sale su foto con la selección galesa acompañada de titulares sensacionalistas, no como jugador de rugby, con su historial, sino porque dice que es homosexual. ¿Y a mi qué? Dicen los (malos) periodistas que vende el morbo. Vende lo que se publica. No han vendido más periódicos ese día, seguro, pero han llenado media página, como se suele decir, “por la puta cara”, ya que al mencionado jugador seguro que no le han pedido permiso. Podrán decir que ha convocado una rueda de prensa (no creo), pero ya sabemos algunos lo que hacen los (malos) periodistas con las ruedas de prensa. Manipularlas. Llevo años viendo jugar a este jugador, le admiro como jugador, y la Prensa ni una mención en lo que destaca, y habla de un cromosoma alterado (que le puede pasar a cualquiera), o de cualquier explicación científica, y ¡hala!, a llenar páginas con paja para burros. Espero que en lo sucesivo hagan un seguimiento de los comportamientos como jugador, aunque no sea más que para compensarle y además para quedar como descubridores de la noticia en toda su dimensión informativa.
La tercera. Uno de los tres mejores jugadores de rugby de España, César Sempere, del C.R.C. de Madrid, actual Campeón, anuncia que deja el rugby de su club, porque tiene una dedicación “full time” y está después de diez años sin oficio ni beneficio. Porque no es que se pague poco, sino que parece que en estos momentos no cobra nada, o de mala manera. En otras palabras, que quiere volver a su casa en La Vila Joiosa (Alicante), que suponemos tendrá cama y comida. Y la Prensa, a por él, que si no aguanta la presión, que si es una “nenaza”, que vaya profesionales (¿), etc.etc.. Estamos hablando de mileuristas, ojo. Y tienen que jugar contra profesionales integrados en estructuras deportivas consolidadas y económicamente solventes de Francia, Irlanda, etc..
Y nos preguntamos: ¿Dónde está la noticia, en el fondo o en la forma? ¿Lo que le ha ocurrido a Sempere no es un síntoma de la debilidad de las instituciones que en estos momentos precisamente están anunciando nada menos que la profesionalización del rugby español? Parece que sí. Un buen periodista empieza a tirar del hilo de las franquicias presuntamente profesionales, y encuentra un filón. No eso no se toca. Cuando les convoquen a una rueda de prensa para que les ayuden a “vender el producto”, se limitarán a reproducir una Nota de Prensa redactada por los convocantes, y a por la copita y el canapé. Insistimos mucho en lo mismo. ¡Cuánto echamos de menos a los periodistas de garra! ¡A los tigres! Ya no salen ni en las películas norteamericanas. Deben estar vendidos a la nómina de fin de mes. Esto ya no es lo que era. O decían.
En definitiva, que los de rugby solo salimos cuando nos ha ocurrido algo desagradable o jocoso, no cuando desplegamos nuestra destreza y facultades en los campos de juego. Ya nos lo dicen los (malos) periodistas: Jugar bien es vuestra obligación. Eso no tiene gracia. ¡Joder! Será para vosotros. Algunos (y fuera de aquí millones de espectadores), disfrutamos y apreciamos el esfuerzo, la técnica y la capacidad intelectual al servicio de la práctica del rugby O sea, que un poquito de respeto, chavales. ¡Y aplicarse … que hay que espabilar en esta vida!