Liga Superibèrica Copa/Taça Ibèrica (2)

Estos datos nos invitan a reflexionar sobre los siguientes aspectos:
Los días de partido, si se juegan en el Miniestadio de Anoeta, se producirá una seria alteración del interior y exterior de la instalación que a los aficionados y curiosos del rugby nos va a encantar (ambiente, publicidad, TV , etc.), pero Anoeta Kiroldegia, gestora de la instalación debe conceder la instalación publicitaria impuesta por Superibérica Sports Events, S.L. a las franquicias, que a esta altura del proceso, es de suponer, habrá dado ya su conformidad. Un cambio de actitud que, aunque pueda parecer antiestética, es el signo de los tiempos; permitir instalar soportes publicitarios para beneficio de los usuarios (Clubes, organizadores de eventos, etc.) que contribuirían a la financiación de los mismos.
En el aspecto puramente deportivo, nos da la sensación de que en todo este asunto hay bastante precipitación. Los tiempos nos marcan una profesionalización en el deporte, y en el rugby, los que lo han asumido fuera de aquí, tienen una tradición de muchos años de experiencia, implantación y apoyo social, estructuras tangibles é intangibles que les permiten
abordar el compromiso de una franquicia con garantías de consolidación sin sobresaltos económicos y con apoyos financieros garantizados, si llega la necesidad.
No es el caso de la franquicia donostiarra. De los demás no nos ocupamos. De alguna parte tienen que sacar el dinero que no compense la organización, pero hay una lamentable tendencia a acudir a los Fondos Públicos para solucionar problemas privados.
En el rugby guipuzcoano hay en estos momentos una paz y una estabilidad, como
no se apreciaba en veinte años.
Admitido el liderazgo actual de Ordizia y Bera Bera,los demás equipos trabajan dentro y fuera del campo, manteniendo su identidad, confiando en un progreso sin hipotecas ni atajos. Manteniendo día a día el orgullo de la dimensión social de su trabajo en los pueblos o ciudades. Volcándose en su Escuela de Rugby, adiestrando en técnica y formando éticamente a sus jóvenes.
Pues esta forma de ver el rugby y el deporte en su valor lúdico y educativo, choca frontalmente con la fórmula de franquicias. De momento, como una cuestión de principios, los restantes clubes de la provincia (con alguna excepción), recelan de la reacción que puedan tener los chavales que destaquen por sus cualidades, gracias al trabajo de su Escuela de origen
¿De dónde saca el Bera Bera 35 jugadores de nivel FISICO y TECNICO teniendo
en cuenta que la LSI se juega después de la Liga de Honor?¿De su magnífica cantera?. Les faltan dos ó tres años. Si además de los 7 a 10 jugadores “de fuera” que tiene en su primera plantilla tiene que traer 4 o 6 más para esta competición, algo falla en los planteamientos y decisiones. Y claro, la otra es, el resto de la cantera guipuzcoana. Tiempo al tiempo. Para no romper la armonía guipuzcoana, desde R-T sugerimos que el Bera Bera establezca unas relaciones de colaboración mutua con los clubes, por la que voluntariamente y sin coartar la opinión del jugador,los clubs cedan sus jugadores a cambio de alguna compensación (asistencia técnica, instalaciones, jugadores, etc. ) Algo similar a lo que ya ha comenzado con el Eibar R.T..
Como aficionados, agradecidos al Bera Bera. Como deportistas y ciudadanos preocupados por los valores que el deporte viene transmitiendo a la juventud, lamentamos decisiones precipitadas como la que nos ocupa. Sería absurdo ir contra el profesionalismo en el deporte, pero parece obligado plantearse su financiación, sobre todo si se considera indispensable la aportación de fondos públicos para cuadrar los presupuestos económicos de la actividad. El debate hay que abrirlo. Si una entidad cultural ó recreativa tiene una masa social que le proporciona unos ingresos fijos del orden del treinta por ciento del presupuesto, parece razonable que profesionalice una parte de sus actividades, pero si el noventa por ciento del presupuesto depende de organismos oficiales y gestiones de hipotético éxito, parece lógico aplicar un criterio conservador y participar en aquellas competiciones para las que la entidad disponga de solvencia propia...Esta actitud no está reñida, ni mucho menos, con el lógico afán de superación, pero no conviene crear monstruitos con un brazo (nivel de competiciones) muy largo, y otro (posibilidades económicas y de organización) muy corto. Aquí sí se puede aplicar lo de “desarrollo sostenible”.Reflexionemos todos los que de una ú otra manera contribuimos a la práctica deportiva.

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