El rugby femenino

En general, en todos los deportes practicados por mujeres de todas las edades, se advierte una capacidad de concentración y un entusiasmo en los lances del juego cuando es colectivo, superior al de los hombres (en todas las edades).
En nuestra opinión, por lo que hemos podido apreciar en varios deportes que hemos estudiado, son muy competitivas. Muy serias y consecuentes con el compromiso contraído consigo mismas, con su club y con el grupo, y eso se refleja en la asistencia a los entrenamientos y su comportamiento en las competiciones, que por cierto, es ejemplar y a ver si toma nota la parte masculina.
Son emotivas en sus reacciones de alegría, que son un espectáculo, como las de tristeza ante algún error, lo que demuestra su implicación en el evento. En cualquiera de los casos, es deporte en estado puro. No están esperando al veredicto del público para reaccionar. A propósito, recomendamos asistir al deporte femenino en general, y al rugby en particular.
Por sacar alguna falta, en nuestra opinión, salvo esas reacciones apuntadas, son demasiado serias. Se puede sonreír de vez en cuando, que al fin y al cabo, es un juego. Se puede ser competitiva y disfrutar del momento en que no hay tensión. Viene bien para la estabilidad emocional.
Las mujeres que practican rugby tienen la suerte de disponer del “tercer tiempo”, donde se reflejan los mejores valores del deporte. La confraternización de todas las participantes, jugadoras de los dos equipos, árbitros, directivos y con frecuencia algunos aficionados cercanos, desdramatizando el resultado y las jugadas conflictivas que pudieran haberse producido, reforzando los vínculos de amistad, y también comiendo bebiendo y cantando juntas. Siempre me he preguntado por qué no han asimilado el “tercer tiempo” otros deportes. Es una terapia socio-deportiva insuperable.
La asignatura que los dirigentes del rugby a nivel local y provincial, de club y federación tienen pendiente, es la ayuda deportiva y económica hacia el rugby femenino. Desde la federación, promoviendo las ayudas (desplazamientos, etc.)para que las chavalas que juegan en las escuelas de rugby (mixtas), si lo desean, puedan entrenar con los equipos señor femeninos (en este caso, el Atlético San Sebastián y Arrasate Rto.). Fomentar la formación de equipos mixtos en la categoría cadete como se hace en Bizkaia con resultados excelentes. Coordinar con los clubes el trabajo de captación en el campus universitario (Erasmus), Enseñanza Secundaria, etc. de mujeres que se sientan atraidas por la leyenda del rugby, hayan jugado en sus países o localidades de origen, practiquen especialidades compatibles..
A los clubes, que trabajen para mejorar las condiciones económicas asignadas al rugby captando sponsorización típicamente femenina, que no puede ser tan difícil, asignando entrenadores técnica y psicológicamente preparados (y en estos momentos si puede ser entrenadoras) para el trato femenino. Programar los partidos en horas cómodas para los espectadores. Publicitar los partidos a jugar con algún día de antelación al mismo para que los posibles espectadores coordinen sus horarios, que actualmente nos enteramos cuando ya se ha jugado, etc. etc..Y si hay discriminación, que sea positiva. A ver si recuperamos el retraso que llevan
Antropometrías y masas musculares aparte, las mujeres son el futuro del deporte. Los hombres han acumulado demasiados vicios y contradicciones. Desde su hegemonía han recogido el culto al elitismo. Pérdida del orgullo de pertenencia, competitividad desaforada, mitificación y mixtificación de la victoria, etc. etc..
Un deportista espectador no contaminado disfruta más viendo un partido de rugby femenino, que uno masculino. Naturalmente, comparando categorías de ámbito regional, no respecto a un Sudáfrica-Nueva Zelanda. Se aprecia más el esfuerzo que hacen en un deporte duro, de contacto, y sin una queja. Y podemos decir que los contactos son contundentes (entradas de melee, placajes, etc.)
Lo que se echa en falta es una mejor condición atlética para aprovechar los espacios que algunas fases del juego dejan libre en el terreno. Por eso reclamamos la intervención en el campus. Porque con la cantidad de mujeres jóvenes entre alumnas y profesoras tiene que haber algunas que podrían jugar con condiciones de éxito si se les da un estímulo. Gente que ha trabajado el fondo, la velocidad, artes marciales, pelota...Hace pocos años conocimos el caso de una mujer australiana que vino a estudiar a Donostia y quería jugar al rugby que ya había practicado. Además participaba en pruebas de cuatrocientos metros lisos y lanzamiento de jabalina. Estuvo año y pico y se marchó sin jugar.
La sensación que da es que ni por parte de los clubes ni por parte de las federaciones guipuzcoana y vasca hay ningún interés por incorporar el rugby femenino de forma normalizada. Una muestra más del desfase existente entre la mentalidad de los directivos y la evolución social. Se podrá argumentar que el rugby no está diseñado para las mujeres, pero la Selección Española Femenina saca mejores resultados que la masculina. Y paramos aquí. Pero hay argumentos más contundentes.
Primero educadores y entrenadores preparados “ad-hoc” y luego planificación decidida y coordinada entre los clubes y las federaciones provincial y autonómica. ¡Ah! Y formar árbitros femeninos.
Aquí reclamamos la intervención de la Federación de Gipuzkoa que lleva una vida lánguida estos últimos años, casi absorbida en sus actividades por la Federación Vasca, para, a partir de las Escuelas de Rugby de Hernani, Irún, Ordizia, Arrasate, Eibar, Zarautz y Donostia (Bera Bera y At. Sn.Sn.) que son de su jurisdicción y que son mixtas en casi todos o todos los casos, aborde la primera parte: integrar a las chicas de las escuelas en cadetes. La segunda parte es de las dos federaciones (formación de entrenadoras y árbitros y velar para que los clubes cumplan con la tercera parte, captación., Y cuando llegue el momento de recibir a las jugadoras potenciales, que lo hagan con paciencia y cariño para adentrarles en la cultura del rugby y sus valores , adiestrarles técnicamente y prepararles físicamente teniendo siempre en cuenta sus especificidades y sensibilidad, que no es igual que la masculina.
Para recoger hay que sembrar y esperar el proceso. Un Plan a 3/5 años presentado a las instituciones públicas estamos seguros de que sería bien acogido. No es por copiar ningún slogan, pero si queremos, podemos. ¡Yes we can!.

1 comentario:

  1. Contaré una anécdota. Hace unos años hubo un triangular femenino políticamente incorrecto en Anoeta: España, Francia y Euskadi. Resultó una jornada fantástica, ya que se trataba de tres de las mejores selecciones europeas enfrentadas en un ambiente cordial, que no relajado, ya que las selecciones oficiales estaban preparando el campeonato del Mundo (creo). Prácticamente todas las jugadoras de Euskadi eran internacionales en alguna de las dos selecciones... ¡y sus selecciones oficiales las echaron de menos! Los tres medios tiempos fueron durísimos, y España llegó al último partido con una jugadora menos por lesión. Euskadi atacó una y otra vez la defensa de España, especialmente con una fortísima centro de Iparralde que destacó. Pero España hizo uno de los mayores esfuerzos defensivos que he visto nunca y Rosa Calafat, la histórica medio-melee menorquina, jugó un partido magistral (pocos medios de melee han jugado tan bien en España hasta la llegada de Pablo Feijoo).

    En uno de tantos ataques de Euskadi, España recuperó el balón, montó una contra desde su propia linea de marca y consiguió un ensayo fabuloso.

    Es de los mejores partidos de rugby que he visto nunca, y aplaudí a raudales a España... ¡contra Euskadi! ¡menuda muestra de anti-forofismo!

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